Una pequeña cafetería en plena calle Cano de la capital grancanaria encierra una extraordinaria experiencia gastronómica que transporta al comensal al corazón de Marruecos. Sus versiones de la cocina alauita, así como de otras elaboraciones de la cocina árabe, preparadas con producto fresco, respetando al máximo las cocciones lentas tan características de esta gastronomía y donde todo resulta genuino y auténtico. No hay que dejar de probar el briwat con espinacas, irresistible. El falafel, el humus y la ensalada de beranjenas zaluk y, por supuesto, la pastela de pollo. Todo ello, en un ambiente evocador que lleva de viaje al paladar del comensal.
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