El Triguero

Conchi y su hermano recibieron el testigo de sus padres panaderos y a escasos metros de lo que había sido la panadería familiar abrieron la suya propia, El Triguero, adentrándose en lo que ellos mismos denominan una filosofía de vida.

El trasiego de clientes, durante la mañana es incesante, así como el trasiego del obrador. A la hora a la que vamos a conocerles, están horneando pan bizcochado, famoso más allá de nuestro océano, porque han llegado a preparar pedidos con destino Bahrein.

Conchi contagia su entusiasmo al que le escucha cuando habla de este oficio. Ella y su equipo, esenciales todos para ella, desde su hermano, panadero jefe hasta la compañera de Erasmus que viene de Austria, están siempre a la búsqueda incesante de nuevos ingredientes y de formatos diferentes, con el único fin de hacer cada día, un mejor pan que ayer. Porque el pan está vivo, nos dice.

¿Su secreto? Las mejores materias primas, respetar el proceso artesanal y dedicar todo el tiempo que sea necesario para ofrecer el mejor producto al cliente. Cliente al que escuchan y con quien que se detienen a explicarle qué le sienta mejor y se le instruye sobre los tipos de harina, cereales e ingredientes.

No existen dos días iguales, como alquimistas, buscan la mejor fórmula, fiel a la tradición y los tiempos de fermentación, para ofrecer novedades en sus estanterías. La última, los panes tipo molletes y fuimos testigos de cómo desaparecieron a las 10:00 am del expositor.

Sus panes más demandados son los de harinas integrales, los de centeno, los de cereales y espelta, pero raro es el día que les sobra algún tipo de pan. Y caben más cosas, en El Triguero puedes encontrar bollería y masas de pizzas que ellos mismos elaboran diariamente y por supuesto que, también artesanalmente.

Especial mención a sus panes para hamburguesas y perritos tan ricos, que puedes prescindir de la carne y la salchicha.

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