Es, con toda probabilidad, la churrería más famosa de Gran Canaria. Es habitual también ver una larga cola de clientes que llegan de casi cualquier punto de la isla para descubrir el secreto de esos adictivos churros que tantos seguidores tienen. Más de diez años de éxitos, con un producto de crujiente perfecto, nada aceitosos, fritura limpia. Es lo que tiene cuando el proceso se hace a mano, se cambia el aceite con mucha frecuencia y se tiene el talento y el respeto a este producto legendario. Los fines de semana, pueden llegar a vender más de mil churros ¡al día! Aunque en este negocio familiar, la oferta es mayor. Son célebres también sus bocadillos, y el servicio, rápido y eficaz, pone el colofón a un local imprescindible.
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