Marisol y Juan llegaron a la capital desde Vecindario donde en su antiguo local dejaron una impronta que aún se recuerda. Ahora, en la capital, pueden decir que la alta cocina ha encontrado el escaparate ideal donde los cinco sentidos entran en juego. Juan en los fogones, Marisol y su cercanía en sala y juntos consiguen que este restaurante sea todo un referente gastronómico. Sus croquetas, su tarta de queso y todos los platos con producto de temporada, hacen que el comensal regrese una y otra vez a La Solana. El ambiente, precioso y acogedor también aporta a la siempre grata experiencia en y son de prueba imprescindible sus croquetas.
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