Al frente de esta excepcional panadería, encontramos a Juan Carmelo Cabrera, tercera generación de panaderos, que un buen día decidió creer en sí mismo y abrir Levain con el único propósito de rescatar las técnicas de siempre y hacer pan 100% artesanal. Y esa es precisamente, la filosofía de Levain. Respeto y tradición.
Compite cada día contra sí mismo por disponer en el expositor pan sano, sin aditivos ni conservantes y eso es todo un reto, sin dejar de lado la continua búsqueda y formación que mejoren, si cabe, el producto que ofrece.
Cuidado de materias primas, de harinas sin exceso de refinamiento, molidas a la piedra, aplicando las técnicas de manera rigurosa, conforman el credo que, Juan Carmelo y su equipo, a los que él mismo enseña, ponen en práctica cada día, desde las 4:00 a.m.
Los expositores se llenan a diario de pan y de bollería artesanal recién hecha, para desaparecer a escasas horas de la mañana. Y lo que no desaparezca que, raro es el día, se retira. Escrupulosos al máximo con la política de frescura. Lo que compres cada día en Levain, se ha hecho ese día.
Masa madre e ingredientes de primerísima calidad son básicos, de lo contrario no podríamos estar hablando de un pan artesanal de verdad y de todo lo que elaboran, sus clientes tienen preferencia por los panes de espelta, de centeno y de trigo sarraceno. Los panes de harinas integrales sin sal, también se encuentran entre los más demandados.
Como novedad, en el apartado de bollería, no deberían dejar de probar el molde de croissant.
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