Desde que abren y hasta que cierran, la oferta varía y se adapta al cliente. Desayunos, almuerzos y cenas, para pocos o para muchos, en el local o en el reservado. Y todo mientras se contemplan unas de las vistas más apacibles de la capital grancanaria.
Pero si por algo su fama no ha hecho más que crecer estos últimos años es porque, en este local, se atreven con todo. Cochinillo segoviano, cocido madrileño, con todas sus cositas y con fundamento, cordero asado, lechazo y cualquiera de esos guisos que saben a hogar, de los que se disfrutan y se celebran.
Entrar en Triple Bogey es lo más parecido a pasar un rato delicioso en familia, aunque uno vaya solo. Muy probablemente, si acude más de una vez, no tardarán en atenderle por su nombre y en saber qué es lo que más le gusta para ofrecérselo tan pronto como se acomode.
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