La relación de Yeray Reyes con la pastelería va mucho más allá del simple oficio. Lo suyo es una historia de vida formada y moldeada en el obrador familiar, la célebre Pastelería Reyes. Y lo es porque ya siendo un niño sabía que ese sería su destino, no impuesto, más bien deseado. «Mis padres vivían encima del obrador, en Tamaraceite, y mis recuerdos de la infancia están llenos de harina, azúcar... siempre que llegaba a casa del colegio me iba directo a la pastelería, estaba con los empleados, miraba cómo trabajaban, aprendía. La formación básica en este mundo fue con mi padre en el obrador». De esa temprana relación, a convertirse en un empresario de éxito con sus propias pastelerías, que llevan su nombre, además de ser considerado el mejor pastelero de Canarias.
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