Una gran terraza y unos acogedores salones reciben al comensal en uno de los restaurantes más confortables a las afueras de la capital. La cocina canaria tradicional domina, y los productos de temporada y mercado redondean, en un enclave donde uno tiene la sensación de estar muy lejos, pero en realidad esa es la grandeza de un municipio tan diverso y rico como Las Palmas de Gran Canaria. Se pueden pedir varios platos por encargo, como su famoso puchero, aunque es prioritario hacerse con otras creaciones tan reconocibles como el gofio, la ropa vieja o la carne de cabra. El entorno y el eficaz servicio hace el resto, y la oferta de vinos no decepciona.







